
Es innnegable que Goichi Suda es la efigie del género de acción alternativo. Su creativa e ingeniosa mente ha gestado obras como Killer 7, No More Heroes y Shadows of The Damned.

Obras que si bien nunca han alcanzado la excelencia crítica o comercial, han tenido una recepción sumamente sólida por parte de los fanáticos, y se han convertido en referentes del grupo de títulos que podríamos clasificar como sui generis.
El argumento de Lollipop Chainsaw se desenvuelve en torno a una epidemia zombie, un concepto que ha proliferado desde hace algunos años en la escena de los videojuegos, pero que dista de sentirse gastado en este título. Las hordas de no-muertos deberán ser detenidas por Juliet Starling, una simpática y adorable porrista de agraciadas proporciones que hará la vez de cazadora de criaturas infernales.
Tomando como escenario principal la San Romero High School, Juliet deberá descubrir el origen de las fuerzas demoniacas que han tomado por asalto al mundo de los humamos. Nuestra singular protagonista no se encuentra sola: la cabeza de su novio, Nick Carly (que ella misma cercenó para eximirlo de su conversión a zombie), le será fuente de compañía, consejo y auxilio en su jornada contra los “zombie rock and roll lords”, otrora alumnos y profesores del centro educativo transformados en muertos vivientes pensantes y caracterizados por diferentes estilos musicales y personalidades.

Como el título del juego sugiere, nuestra arma principal consistirá en una afilada e intimidante sierra eléctrica, pero Juliet se valerá, además de sus pompones, un pistola gigantesca (¿alguien recordó a Johnson?) e incluso de la cabeza de Nick. A pesar de que cualquiera podría imaginar un arsenal capaz de brindarnos entretenimiento sin límites, en realidad éste se torna ensombrecido por su sencillez. Por su parte, los ataques de Juliet comienzan ha desplegarse con la fluidez necesaria hasta el momento en el que desbloquemos secuencias de combos básicas, lo que se traduce en un esquema dolorosodurante una parte considerable de la campaña.
Con todo eso, el combate en Lollipop Chainsaw resulta intuitivo, bien diseñado y presto para robarnos varios momentos de alegría y buen humor. Como podría esperarse de toda obra de Suda51, el juego dispone de un sistema de mejoras y adquisición de artículos que facilitarán nuestro recorrido por los corredores y áreas de San Romero High School. Cada zombie decapitado dejará frente a sus restos algunas monedas útiles para realizar los intercambios descritos.
Muy pocos títulos en la industria exhiben sus matices de forma tan rápida y segura como Lollipop Chainsaw lo hace. La historia y los diálogos son absurdos, pero divertidos; los cinemas rayan en lo prosaico, sin embargo conservan un genuino toque de comicidad, y la música, no obstante su potencial capacidad para aturdirnos, es impactante y acorde a los temas expuestos en el juego.
Es muy satisfactorio encontrar juegos cuya esencia sea capaz de transmitirnos un grato sentimiento de familiaridad que, conforme a nuestro progreso, se transforme en una conexión única con la obra. La participación del cineasta James Gunn (conocido por cintas como Dawn of the Dead y Slither) como escritor del juego,imprime un toque hollywoodense que quizás constituya la principal diferencia de Lollipop Chainsaw con el resto de las creaciones de Goichi Suda.
Lollipop Chainsaw toma muchos elementos de sus predecesores espirituales, pero su inclinación hacia la extravagancia y los excesos es aún más notoria. Cada situación en el juego es elevadamente impetuosa, elevadamente sexual, y elevadamente… Suda51. A lo anterior debemos sumar esa serie de minucias que invariablemente se relacionan con el género femenino: brillos, chispas, arcoíris y paletas de caramelo. Es una mezcla rara, genuina, divertida y orgullosa de esas condiciones, digna del tiempo y dinero que debe invertírsele.













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