Sinestesia | Para salvar a Kate y a Linda

Para celebrar un mes de esta sección, les recomiendo ir a salvar vidas y exprimir sus cerebros. Antes de seguir leyendo, comiencen a reproducir esta canción en el fondo. Comencemos.

Corres por la acera a toda velocidad mientras sientes . Nada más importa que llegar a tiempo y ese tipo te quitó demasiado, te atacó sin aviso y si no fuera por sus distracciones seguirías peleando o huyendo de él, lo bueno es que terminó. El centro comercial está cerca al fin y por ahora nadie parece prestarte atención, parece que llegarás a tiempo para resolver por qué le hacen esto a tu hermana.

Linda es una buena policía y sólo te preguntas quién querría inculparla de un crimen tan grande. Sigues corriendo, cada paso y cada aliento te hacen sentir vivo. Miras tu alrededor en función de obstáculos y rutas. Saltas y te agachas según sea necesario y aun con algunos errores y pausas, tu cuerpo resiste, tus piernas y brazos son delgados, pero fuertes y esto es lo que mejor haces.

De pronto, ya en el centro comercial te das cuenta de que la gente poco a poco se va y las tiendas cierran. Es muy temprano, aún es de día ¿qué pasa? No tienes tiempo de pensar más, los gritos de los guardias y policías son los mismos a los que te has acostumbrado desde ayer. Quieren que te detengas, se ven amenazantes en sus uniformes y con armas y voces peligrosas. Quieren que te detengas, pero eso es lo único que no sabes hacer.

Corres unos metros, saltas las bancas, escalas la fuente, trepas la pared, te impulsas y giras, cuelgas de la lámpara y alcanzas el ducto de ventilación. El ardor intenso en las palmas y dedos se hace presente, pero sientes la adrenalina bombeando por todo tu cuerpo. Esto es vida, irónicamente tan cerca de la muerte. Las balas pegan contra el ducto a tu alrededor, pero tan pronto como lo hacen ya saliste por el otro lado.

Tu respiración incrementa y compite con tu ritmo cardiaco. Tus pupilas se dilatan, tu cuerpo está listo, exploras tus opciones, escuchas los gritos de los hombres que no te encuentran y no tienen idea de dónde te escondes. El filo de sus voces te advierte del peligro. Frente a ti la vitrina, transparente y la espalda del policía. Linda te necesita, sabes que debes seguir corriendo. Un pie frente al otro, las manos listas, el vidrio se rompe y el policía se desmaya…

Pocos juegos en primera persona (y menos de compañías del tamaño de Electronic Arts, EA) fomentan correr en lugar de pelear. Menos son los que usan a una mujer como protagonista. Agreguemos parkour a la fórmula y tenemos algo único: Mirror’s Edge. Es un juego (y esperemos crezca y tenga nuevas entregas, pues la intención de EA por una secuela existe) pensado para hacer correr la adrenalina mientras se sostiene un control en las manos.

Incluso el diseño de arte está pensado para simular y favorecer la sensación de movimiento constante. El detalle es bueno aunque las texturas en general son lisas y la paleta de colores casi siempre es fría. Nada sobresale demasiado (excepto si se enciende una guía para las rutas posibles). Incluso hay plantas blancas: todo responde a verse de pasada, un momento solamente sin distraerse y al siguiente ya se está en otro lugar.

El juego está hecho para fluir y una vez que se acostumbra el jugador a los controles, puede crearse un recorrido sin interrupciones. Así junto a la constante presión y poca resistencia ante enemigos, ayuda a producir adrenalina y cierto estrés muy particulares. Todo con la finalidad de descubrir cómo ayudar a tu hermana, Kate.

¿Y qué otra cosa se le compara? Una experiencia cinematográfica casi al 100% en primera persona: Enter the Void, de Gaspar Noé (Irreversible) es una cinta con un planteamiento sobre la vida y la muerte que, aunque interesante, es una mera excusa para presentar al espectador una experiencia puramente psicodélica. Imaginen Tokio. Imaginen Tokio por la noche. Imaginen Tokio por la noche con luces y colores  de fantasía (sí, ni la Tokio real se le compara). Todo esto mientras ustedes, sin una forma corpórea pueden volar, entrar y salir y alucinar, como les plazca.

Eso ofrece esta cinta de 2009-2010 (primero salió en Cannes y luego tuvo su estreno mundial). Realmente es una experiencia cansada, no hecha para verse por partes durante varios días y poniendo poca atención. Su vista y su cerebro se cansarán, se agotarán, pero realmente habrán visto algo como pocas veces se encuentra en el cine.

No quiero echarles a perder la cinta, pues es difícil de describir, pero realmente es un festín para los ojos que pasa en momentos de lo exquisito a lo vomitivo, siempre mediante un recorrido alucinante que hace al público uno con el protagonista mientras sigue a su hermana, Linda, y promueve la experimentación activa (o intenta simularla) a diferencia de la pasividad común de las películas.

La combinación de esta semana celebra un mes de esta sección y abre la puerta con Enter the Void para algo un poco más experimental que se asoma la próxima semana para los fanáticos de la ciencia, la tecnolgía y la ficción especulativa. Mientras tanto, esta semana disfruten de las recomendaciones dadas, cánsense jugando y viendo cine con un gran cuidado artístico, tengan una buena cantidad de agua fresca junto y dígannos sus sugerencias personales y opiniones cuando hayan probado y expuesto sus sentidos a esta combinación.