
Los videojuegos generan la posibilidad de adentrarse en mundos diferentes a los que vivimos en la realidad a través de sus entornos de ficción y fantasía, y además permite apropiarnos de un personaje. Nos permite adquirir personalidades distintas a la nuestra, identidades con las cuales podemos sentirnos identificados o por el contrario, ir en sentido opuesto a nuestros ideales.













