Mi otro Yo «The Beaver» | El castor terapéutico de Mel Gibson

En la película Mi Otro Yo, Walter Black (Mel Gibson) cae en una depresión sin fondo. En la desesperación y aislado de cualquier mecanismo de apoyo,trata de suicidarse.

En algún momento de la vida, todos los seres humanos atravesamos por circunstancias que nos provocan angustia, tristeza, melancolía, incertidumbre o depresión. Sin embargo, no en todos los casos los sentimientos de tristeza e incertidumbre son provocados por circunstancias que comúnmente identificamos como desfavorables.

Walter Black tenía todo para ser feliz: era un hombre guapo y maduro, con una linda esposa, dos hijos, una casa de ensueño y un trabajo envidiable; pero no encontraba qué sentido dar a su vida; en otras palabras, podemos decir que Walter había perdido el sentido de su existencia.

Mi Otro Yo, dirigida por Jodie Foster, nos hace reflexionar profundamente en la manera en que las personas aspiramos a vivir una vida satisfactoria, alcanzar metas y lograr objetivos que nos hagan trascender y ser mejores, pero ocasionalmente es posible que esos logros no sean suficientes para encontrar las respuestas a preguntas como: ¿cuál es el fin último de mi existencia?, ¿para qué venimos a este mundo?

En nuestros tiempos es muy difícil encontrar una sola perspectiva que nos brinde respuestas convincentes para despejar nuestras dudas existenciales, y si a ello añadimos que la sociedad moderna tiende a sobrevalorar los bienes materiales (que al fin y al cabo, son finitos) entonces es fácil suponer que con mayor frecuencia las personas se encuentren a sí mismas ante el vacío de una existencia que en apariencia no tiene un sentido auténtico. Y la cuestión fundamental no consiste en buscar una respuesta que sea válida para todos, sino que cada quien encuentre dentro de sí aquello que le apasiona, aquello que vale, aquello por lo cual vale la pena seguir adelante, o dejarlo todo, o como en Mi Otro Yo, comenzar de nuevo.