México invierte poco en ciencia y tecnología

No sabemos como se maneja el dinero en nuestro país, lo que si es un hecho del cual nos damos cuenta es que México no se le da la debida importancia a la ciencia y la tecnología, por lo que el presupuesto destinado a ello sigue siendo muy escaso. La fuga de cerebros y talentos se da por eso y es algo en lo que el gobierno debe meter las manos.

Dentro del marco de la conferencia «Tecnología en México» Juan Pablo Huerta Ruvalcaba, adscrito al Instituto para el Desarrollo y la Innovación de la Tecnología en la Pequeña y Mediana Empresa hizo notar que México es uno de los países, a nivel mundial, en donde se le mete muy poco dinero al desarrollo científico y tecnológico, agregó que aunque este país invierte 22 por ciento de sus ingresos en educación, destina menos del 1 por ciento en ciencia y tecnología.

Además criticó el modelo educativo de México en el cual el dinero que se invierte en educación es sólo para material didáctico, se maneja con gran opacidad y por lo general se enfatiza a que los alumnos sólo memoricen las lecciones que les dictan los profesores, pero con muy poca comprensión.

“La educación infantil está orientada sobre todo al ‘buen comportamiento’ de los pequeños, es decir, a que obedezcan y cumplan sus tareas, memorizar datos, pero no profundizar ni a comprender o a entender los procesos de los fenómenos. Ahí empieza el rezago que tenemos en educación superior”, dijo Huerta Ruvalcaba.

México solo invierte 21 mil 235 millones de pesos en desarrollo tecnológico y científico cosa que lo ubican en el último lugar de los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Es claro que al gobierno no le interesa en lo más mínimo invertir en ciencia y se preocupan por otras cosas que tal vez no son irrelevantes pero que podría haber un equilibrio ya que existe mucho talento en México.

Ruvalcaba señaló que es fácil comprobar cómo los países que invierten en ciencia y tecnología en tan sólo cinco años logran hasta duplicar su crecimiento económico, como es el caso de Irlanda, que en los años 80 pasó de 5.9 por ciento a 9.2 por ciento de crecimiento en tan solo un lustro.

Dijo también que en México unos compiten contra otros, laboralmente pero de manera «no sana», en vez de ayudar a levantar algo el sistema de competencia hace a las empresas y a los trabajadores «egoístas»:

“Y esto es así porque en México no sabemos trabajar con otros y tenemos recelo unos con otros. El éxito de las empresas exitosas es realizar grupos interdisciplinarios y realizar innovación en conjunto”, concluyó.