Reseña | Cloud Atlas

Una cinta que poco se entiende de qué trata en todo su material de promoción acaba de estrenarse. Cloud Atlas es realmente un riesgo como adaptación y un atrevimiento aun mayor.

Sublime. Esperanza. Amor. Trascendencia. Efímero. Vida. Todo. Un intento por definir qué es, o cuáles temas aborda esta cinta es difícil. Seis historias en distintas épocas (siglo XIX, 30’s y 70’s del XX, 2012, 2100+ y un futuro «post-apocalíptico» por más cliché que el término sea) se entrelazan a través de mínimos detalles para hacer, más que un relato con un clímax y descenlace como objetivo final, uno que exponga la naturaleza humana y ofrezca a cada miembro de su audiencia la oportunidad de interpretar y llevarse consigo lo que más le guste.

Drama. Comedia. Acción. Ciencia ficción. Tragedia. Intriga. Hablar del género es igualmente complicado, pues todos los mencionados tienen un lugar en la cinta y no a manera de capricho. Cada uno tiene un motivo, una función particular para contar una parte de una historia y a su vez cada historia forma los pedazos de ese todo que llamamos Cloud Atlas; una de las cintas más experimentales dentro del cine comercial (aunque es un esfuerzo independiente y hay que destacarlo) y mejor logradas de todo 2012 (y saben que aquí amamos al hombre murciélago y a Nolan.

Edición. Iluminación. Fotografía. Interpretación. Caracterización. Adaptación. Herramientas de tres directores con dos equipos de filmación (Andy y Lana Wachowski a cargo uno y Tom Tykwer a cargo del otro) y junto a un elenco de ensamble compuesto por 13 actores (cada uno interpreta dese tres, como mínimo, hasta seis personajes, hagan cuentas) para lograr una obra que puede apreciarse como lo más atrevido que se haya intentado en los últimos años.

Con un presupuesto de 102 millones de dólares, recaudado por medio de diversos estudios independientes (convirtiéndola en la película independiente más cara hasta ahora), Cloud Atlas logra usar sus casi tres horas para presentar un conjunto de elementos entrelazados, los cuales pueden disfrutarse por separado (es decir por fragmento de cada historia), a su vez como tramas independientes (cada una de las seis) y finalmente como partes de un todo, apreciando la trascendencia de los actos y las vidas de personas que jamás se conocerían ni imaginarían mutuamente.

Más allá de esto, no se puede decir qué es Cloud Atlas. No se trata de querer enganchar con emoción a los indecisos, es solamente que se cae en el extremo de lo abstracto, por lo tanto incluso un discurso snob sobre el filme o se termina explicando a detalle en 50 párrafos de qué trata. Realmente es una experiencia que debe verse y apreciarse por cada quien en su propia manera. Se puede recomendar y aclamar, pero más allá es difícil de no caer en lugares comunes al tratarla, pues como está escrito antes, con dos estilos de dirección muy diferentes, 13 actores principales y una cantidad enorme de elementos cinematográficos diversos, no se puede generalizar algo sobre la película que no sea: Véanla, apoyen el esfuerzo independiente, júzguenla personalmente y déjense llevar, no pasen toda la cintaintentando averiguar/adivinar qué sucederá y cómo, sólo disfruten el viaje y sí, probablemente véanla una segunda vez.

Los directores

Los Wachowski siempre han estado relacionados con proyectos que se acercan a la frontera de «están locos, su película sólo será vista por tres personas, es una idea que no se venderá» e irónicamente son sus apuestas más comerciales las que tienen los peores resultados (Speed Racer e Invasion) mientras que sus ideas más «difíciles» de tratar, obtienen el mayor de los éxitos. Basta recordar The Matrix que logró condensar en poco más de dos horas un sinfín de  elementos filosóficos, con múltiples innovaciones en efectos especiales, acompañados de una trama interesante y profunda. Ya las secuelas fueron otra historia, así como los juegos, historietas y Animatrix, pero todo eso surgió de una idea, un riesgo y un gran atrevimiento.

Tom Tykwer por su lado también se ha visto relacionado toda su vida con proyectos poco usuales. Tan sólo hay que traer a la memoria Run Lola Run, Perfume: The Story of a Murderer (nefasto título) o el cortometraje del chico ciego en Paris, Je t’aime. Encargado de las secuencias que suceden en 1936, 1973 y 2012, este hombre logra hacer reír a casi todos y a algunos incluso llorar, aunque seguramente los conmoverá, por lo menos. Fue el primer interesado en intentar esta difícil adaptación y desde un inicio consideró a algunos de los actores que participan en la cinta y a los hermanos Wachowski como guionistas. No cabe duda de que las decisiones tomadas y la coordinación de todo el equipo de producción demuestran un logro improbable que debe verse en cines.

Este trío (o dúo hablando de estilos) logra con un guión único y una edición magnífica, conjuntar su trabajo de forma congruente y con transiciones que, a manera de una sinfonía (como la que da nombre a la cinta) van llevando a quienes la ven y escuchan por un recorrido que tiene distintos ritmos, motivos y efectos a lo largo de su duración y que únicamente se le entiende al haber vivido su totalidad.